lunes, 30 de noviembre de 2009

Vinagre y Rosas. Joaquín Sabina.

Disco: Vinagre y Rosas.

Artista: Joaquín Sabina.

Año: 2009

Por Guillermo Romani.

Vinagre y Rosas es el nuevo disco de Joaquín Sabina que, tras cuatro años sin editar material inédito, vuelve con el décimo octavo álbum de su discografía. Donde utiliza el lenguaje propio de los artistas.

En cuanto a la confección de las canciones, la parte musical no se aleja de lo encontrado en su sendero: rock and rolles, baladas, valses acústicos y eléctricos, alternados con formas folclóricas varias (bolero, rumba, etc.) que contienen a la liberación lírica de Sabina, quien disfruta del lenguaje y de las peripecias de la vida sin excesos, de las que notablemente siente nostalgia.
A medida que transcurre el disco el sonido se torna en una sintonía con la multicultura: un sonido latino e inclusive argentinismos en las letras, como ya nos tiene acostumbrados…
Es notable la utilización del lenguaje en sus múltiples significaciones mientras nos relata episodios de vivencias de viejo zorro.
Trece canciones más un bonus track completan la lista. “Tiramisú de limón”, el primero en darse a conocer junto al dúo Pereza, abre la puerta a un disco significativo que nos sumerge en tonalidades bien a lo Sabina con guiños para todos lados, hacia la desesperanza del tango y hacia su propia historia.
Luego de un comienzo contemplativo con la seguidilla de los temas como el autobiográfico (hasta la fente) “Viudita de Clicquot” y el nostálgico “Cristales de bohemia”, llega “Parte meteorológico” de ligero ritmo country, que despabila con ritmo donde Sabina se encuentra cómodo jugando en el estribillo con las vocales y las notas(nombre) musicales. En “Ay Carmela”, el quinto de la lista, Joaquín se despacha con un vals que dedicada a su hija y nos conduce a la mitad del disco. “Virgen de la Amargura” es una balada rock que concluye con el punteo del clásico de Los Beatles Norwegian Wood (This Bird Has Flown del fin de la etapa ingenua de los cuatro de Liverpool) de Rubber Soul.
Una especie de blues abolerado recorre a “Agua pasada” sintonizando con América, y se presta a sí mismo utilizando parte de su poema Puntos Suspensivos: "cuando al punto final de los finales no le siguen dos puntos suspensivos...". Por momentos Sabina logra mixturar el sentimiento blusero con la desesperanza del tango.
“Embustera”, junto a Pereza esta vez en un rock español fibroso.
La rumba no falta, fuertemente marcada en “Menos dos alas”, de alto nivel. Tampoco falta acercamientos al music hall como en “Nombres impropios” que apela al olvido de las penas y de los nombres de las mujeres que aún no se olvidan.
El momento de mayor volumen llega con “Crisis”, rock and roll furioso que le saca la lengua a la crisis del siglo XXI, clima de Apocalipsis now total que paranoiqueó a España.
“Blues del ambique” es un blues tenso en el que nos convida densas historietas de las que se atreve a reír jugando, separando sílabas al cantar y generando sonares iguales de diferentes lecturas “Callenme melancolía/ calle melancolía”.
Como latiendo desde lo lejos se acerca el bonus de este disco: “Violetas para Violetas”, una cueca moderna influida por Violeta Parra y para Violeta Parra, donde nos cuenta poéticamente a cerca de la chilena, invocándola: “Lo dijo Violeta Parra, la hermana de Nicanor. Por suerte tengo guitarra y sin presumir de voz”,si me invitan a una farra cuenten con mi corazón”.
Sabina se rodeó de su incondicional banda (Sabina, Antonio Gª de Diego, Pancho Varona y José A. Romero) y trabajó los textos junto a Benjamín Prado, en su gran mayoría.También se apoyó sobre algunos de Parra en la canción que le dedica a la cantora del sur de Chile.
Supongamos que Vinagre y Rosas es la pócima que ha encontrado Joaquín Sabina para expresar su momento, luego de algunos avisos naturales tenidos en cuenta, por este artista que va trazando su propia biografía en forma de canción, que desea desde lo más profundo avivar el avispero colaborando con una cuota de altísimo nivel y discreto sonar.

No hay comentarios: