Show: Manu Chao "Radio Bemba Tombolatour".
Lugar: Estadio Cubierto de Juniors.
Fecha: Viernes 20 de Noviembre, 2009.
Ciudad: Córdoba.
Lugar: Estadio Cubierto de Juniors.
Fecha: Viernes 20 de Noviembre, 2009.
Ciudad: Córdoba.
Por: Santiago Ramos. Fotografía: Fabricio Álvarez.
Ante un estadio repleto, el artista francés brindó un concierto de casi 3 horas de duración en el cual repasó gran caudal de su obra solista y algunas gemas de su ex grupo, Mano Negra.
Después de que una murga local invitara a la audiencia a bailar, subió al escenario en forma escalonada el grupo que lo acompaña, Radio Bemba. Cada integrante fue tomando su instrumento: Angelo Mancini (trompeta), Julio Lobos (teclado), David Bourguignon (batería), Phillipe Teboul (percusión), Madjid Fahem (guitarra), e iniciando una breve introducción a la espera del frontman.
Cuando éste ingresó, marcó el comienzo demoledor a través de una seguidilla de canciones: “Panik Panik” con ritmo punk-hardocre, enganchado por “El Hoyo”, ambas de su disco La Radiolina.
La energía que transmitió el grupo fue demoledora, con sonido súper ajustado y coordinación perfecta. Ritmos como el reggae, el ska, la rumba, el flamenco, el punk, y hasta el cuartetazo inundaron las diferentes canciones.
Así llegaron: “Desparecido”, “Clandestino”, “Me gustas tú”, en versiones similares a las que aparecen en los discos. También hubo lugar para versiones muy sentidas de “Welcome to Tijuana”, y “Día luna..día pena”, ambas fueron entonadas por todos los presentes del lugar.
El costado más antropológico del músico se pudo apreciar cuando invitó a subir al escenario a Carlos La Mona Jiménez a cantar “El marginal”. La Mona se adueñó del estadio y se dio el lujo de invitar a los presentes a asistir a su baile: “cuando salgan de acá, vayan a verme al Sargento que queda a 6 cuadras” expresó. Radio Bemba se pareció a una típica orquesta de cuarteto, con el agregado de arreglos de flamenco magistrales por el guitarrista Madjid Fahem. Por supuesto que Jiménez se retiró de las tablas ovacionado. Pegado a eso llegó un solo de alto vuelo interpretado por el guitarrista, mostrando sus virtudes en la interpretación del flamenco.
Acto seguido llegó la presentación de un tema nuevo, con íntegra letra en francés y ciertos aires cuarteteros.
Un aspecto característico de Manu Chao es su vínculo y compromiso con sectores sociales marginales y de lucha por la ecología, es por eso que muchos sectores de Juniors estaban adornados por banderas cuyas consignas rezaban: “defendamos los bosques y los glaciares”, “la minería a cielo abierto extermina la vida”, etc. Incluso en el intervalo del show, cuando casi promediaban las dos horas, subieron diferentes agrupaciones al escenario a leer manifiestos en contra del desmonte y la minería a cielo abierto.
Es para destacar el despliegue escénico de todos los músicos que no pararon de arengar en todo el recital, incluso saltando y correteando por todos los sectores de las tablas.
Hubo lugar también para algunos temas de Mano Negra, como Casa Babylon., que el público supo agradecer. Algunas versiones respetaron su forma original.
“La Vaca loca”, “Tristeza Maleza”, “Rainin in Paradize”, “Politik kills”, “Otro Mundo”, “Bongo Bong”, “La vida tómbola”, fueron llevando el concierto hacia el final. “La despedida” auguraba que todo iba a terminar ahí, con la dedicación: “esta canción es vuestra; dice que siempre nos veremos Córdoba”.
La gente se sacó las manos aplaudiendo, y por momentos completó frases que inició el músico como si se tratara de un rezo.
El show no llegó al final porque el francés decidió hacer la fiesta interminable, y volvió subir al escenario en miles de ocasiones a perpetuar el festejo con ritmos balcánicos. El único punto flojo fue el excesivo uso de muletillas como el: “oh oh oh”, “Radio bemba, radio bemba”, o el “próxima estación esperanza” que se repitió durante casi todo el show. Aunque lo importante es que el público recibió gustoso esos clichés, sirvieron para solidificar el intercambio entre artista y audiencia.
Manu Chao dejó en claro que Córdoba le sienta súper bien y que tiene un caudal artístico extraordinario. Seguirá con su tránsito esperanzador y clandestino por la "Patria Grande".
Después de que una murga local invitara a la audiencia a bailar, subió al escenario en forma escalonada el grupo que lo acompaña, Radio Bemba. Cada integrante fue tomando su instrumento: Angelo Mancini (trompeta), Julio Lobos (teclado), David Bourguignon (batería), Phillipe Teboul (percusión), Madjid Fahem (guitarra), e iniciando una breve introducción a la espera del frontman.
Cuando éste ingresó, marcó el comienzo demoledor a través de una seguidilla de canciones: “Panik Panik” con ritmo punk-hardocre, enganchado por “El Hoyo”, ambas de su disco La Radiolina.
La energía que transmitió el grupo fue demoledora, con sonido súper ajustado y coordinación perfecta. Ritmos como el reggae, el ska, la rumba, el flamenco, el punk, y hasta el cuartetazo inundaron las diferentes canciones.
Así llegaron: “Desparecido”, “Clandestino”, “Me gustas tú”, en versiones similares a las que aparecen en los discos. También hubo lugar para versiones muy sentidas de “Welcome to Tijuana”, y “Día luna..día pena”, ambas fueron entonadas por todos los presentes del lugar.
El costado más antropológico del músico se pudo apreciar cuando invitó a subir al escenario a Carlos La Mona Jiménez a cantar “El marginal”. La Mona se adueñó del estadio y se dio el lujo de invitar a los presentes a asistir a su baile: “cuando salgan de acá, vayan a verme al Sargento que queda a 6 cuadras” expresó. Radio Bemba se pareció a una típica orquesta de cuarteto, con el agregado de arreglos de flamenco magistrales por el guitarrista Madjid Fahem. Por supuesto que Jiménez se retiró de las tablas ovacionado. Pegado a eso llegó un solo de alto vuelo interpretado por el guitarrista, mostrando sus virtudes en la interpretación del flamenco.
Acto seguido llegó la presentación de un tema nuevo, con íntegra letra en francés y ciertos aires cuarteteros.
Un aspecto característico de Manu Chao es su vínculo y compromiso con sectores sociales marginales y de lucha por la ecología, es por eso que muchos sectores de Juniors estaban adornados por banderas cuyas consignas rezaban: “defendamos los bosques y los glaciares”, “la minería a cielo abierto extermina la vida”, etc. Incluso en el intervalo del show, cuando casi promediaban las dos horas, subieron diferentes agrupaciones al escenario a leer manifiestos en contra del desmonte y la minería a cielo abierto.
Es para destacar el despliegue escénico de todos los músicos que no pararon de arengar en todo el recital, incluso saltando y correteando por todos los sectores de las tablas.
Hubo lugar también para algunos temas de Mano Negra, como Casa Babylon., que el público supo agradecer. Algunas versiones respetaron su forma original.
“La Vaca loca”, “Tristeza Maleza”, “Rainin in Paradize”, “Politik kills”, “Otro Mundo”, “Bongo Bong”, “La vida tómbola”, fueron llevando el concierto hacia el final. “La despedida” auguraba que todo iba a terminar ahí, con la dedicación: “esta canción es vuestra; dice que siempre nos veremos Córdoba”.
La gente se sacó las manos aplaudiendo, y por momentos completó frases que inició el músico como si se tratara de un rezo.
El show no llegó al final porque el francés decidió hacer la fiesta interminable, y volvió subir al escenario en miles de ocasiones a perpetuar el festejo con ritmos balcánicos. El único punto flojo fue el excesivo uso de muletillas como el: “oh oh oh”, “Radio bemba, radio bemba”, o el “próxima estación esperanza” que se repitió durante casi todo el show. Aunque lo importante es que el público recibió gustoso esos clichés, sirvieron para solidificar el intercambio entre artista y audiencia.
Manu Chao dejó en claro que Córdoba le sienta súper bien y que tiene un caudal artístico extraordinario. Seguirá con su tránsito esperanzador y clandestino por la "Patria Grande".
1 comentario:
Alto vuelo! excelente.
Guille.
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