sábado, 17 de octubre de 2009

El Minúculo en vivo: Encuentro de candombes


Por los caminos del tambor
por Yusúf Oliva.
fotografía: Yusúf Oliva.
Concluyó con total éxito el “Encuentro de Candombes”, que desde hace tres años congrega a delegaciones de distintos puntos del país para difundir, compartir, y rememorar la cultura afroamericana de la ejecución de tambores en el candombe. “Surgió ante la necesidad de hacer un encuentro con gente que fuimos conociendo en diferentes viajes, y surgió como algo chiquito, laburando entre nosotros” contó Víctor Notarfrancesco, uno de los responsables de la organización. Las jornadas se llevaron a cabo este fin de semana largo de Octubre, en la Escuela Agustín Tosco del barrio Villa El Libertador; uno de los barrios más populares de la ciudad de Córdoba. El evento estuvo organizado conjuntamente por: Los Duendes del Parque y Tucumpa, dos comparsas de nuestra ciudad, y el Centro Cultural del barrio. Asistieron más de diez agrupaciones venidas de Rosario, Capital Federal, La Plata, Salta, Río Negro, Mendoza, San Luis, Bell Ville, y traslasierra; junto a comparsas locales.

El barrio ha quedado en silencio, mi mente en blanco solo escucha el bullicio de la vida cotidiana, y la tristeza, casi como un duelo, golpea mi corazón. Ayer fue 12 de Octubre, un día nefasto para la negritud, y para los pueblos originarios de nuestro continente. Me encuentro consternado, y casi tieso frente al teclado de esta fría maquina. El tiempo acaba de pasar. Los sonidos se han expandido; ahora han callado. Presiento que mis dedos se tragaran la mitad de lo sentido, y la pasión de las horas vividas.
Pese a la verdad ocultada por la historia oficial, los pies descalzos del pueblo festejaron en libertad, la herencia esclava del retumbe en el tambor por las calles de este barrio. Herencia de una raza, no distinta a la nuestra, ¡otra!, que ha venido atravesando la cultura popular de todo un continente; desde su piel hasta sus costumbres, desde la sangre hasta su lengua, desde sus silencios hasta lo musical...la tierra guardará las pisadas de quienes dejaron testimonios de otro tiempo, de otro mundo; el sonido arrancado a los ahuecados árboles, y la música arrancada a las lágrimas.
Todos nos abrazamos, y estremecimos, en una gran rueda, emocionados por saber de esto, el final. Quien quiso expresó sus sentimientos por lo vivido en una pequeña reunión de despedida.
Es lunes, ultimo día del encuentro. Cuando llegué al predio, tipo siesta, bajo unos árboles, un grupo de personas tocaba tambores, guitarras, y cantaba. Sus cuerpos destilaban brillo y felicidad, otros retozaban sentados contra las paredes de la escuela, a la sombra, mientras el humo de los chori anunciaba el almuerzo. Algunos pateaban una pelota. Supongo que todos habían descansado después de una agitada fiesta la noche anterior. En ella tocaron: Los Monos, Circo Davinci, una banda de jazz rock, y otra de salsa, de muy buen nivel. Fue el día mas tranqui porque las delegaciones habían cumplido con sus objetivos, y pronto estarían de regreso en sus hogares, satisfechos por lo acontecido. El domingo fue todo vibración, y fibra, fue el día del show total, el de mostrar todo lo hecho en el año, los toques particulares de cada cuerda de tambores, los últimos ensayos de coreografías, el ajuste del repertorio, los atuendos, las banderas y los estandartes; el nerviosismo, las fogatas y la templanza de los cueros, la llamada, el desfile. Acá no hay puntuación, no hay competencia, solo estilo, goce, y aguante; “...la comparsa en la calle, con el barrio; ese es el momento del candombe, se camina, y se toca el tambor, y se baila, y se disfruta”, conceptualizó Notarfrancesco .
La llamada es la forma tradicional de convocarse que tenían los esclavos negros en las rancherías donde vivían, era el desfile de las cuerdas de tambores por las calles de los asentamientos donde eran hacinados. El desfile de las comparsas, mas agiornado en la actualidad, comenzó alrededor de las 17:00 hs, y se prolongó hasta entrada la tarde por una de las arterias principales del barrio. “El tambor se toca en el Río de la Plata desde 1750, era como el momento de los esclavos, el único momento de libertad que tenían; y salían a llamarse, con el tambor, el sonido del tambor va llamando a la gente, como sucede aquí, va nucleando a la gente”, siguiendo el relato de Notarfrancesco. Los tambores se denominan: CHICO (el mas chico), REPIQUE (el mediano), y PIANO (el mas gordo)
El orden de salida, de las comparsas, fue el siguiente: La Cuerda (de La Plata), Bajando Mano (Rosario), Mwanamke-mbe (La Plata), Tucumpa (Córdoba), Depasocomparsa (Córdoba), Candombe Vecinal de La Boca (Capital Federal), Copetallama (Salta), La Minga (La Plata), Rejunte Candombero (San Luis, Cipolleti, Bs. As., Bell Ville, Mendoza), Duendes del Parque (Córdoba).. La jornada finalizó con una gran fiesta de enorme fraternidad, en la que tocaron bandas locales. El día anterior, sábado, la escuela Agustín Tosco abrió sus puertas al encuentro, los organizadores fueron a buscar a las delegaciones a la estación; unos llegaron en tren, otros en colectivos, algunos como pudieron. Fue el recibimiento. Se dio la bienvenida con algunas palabras en nombre de la organización y del centro cultural. Fue la apertura. Más tarde se charló y debatió sobre la base de los ejes: por qué se viene a estos encuentros, por qué nos encontramos, y qué significa el candombe para los participantes. Lo que se expresó más claramente en la charla nos contaba Víctor Notarfrancesco fue que: “se diferencian varios grupos, y básicamente que hay una parte del sentimiento muy grande en lo que se hace aquí, digamos, que lo que se hace, se hace con mucha pasión y algunos pilares, como la familia, muchos plantearon que el candombe es la familia, y la negritud es eso, es la familia extendida...el fuego, la escucha, el respeto...en una cuestión colectiva como es la comparsa donde se borra la individualidad, y pasamos a se parte de una cuestión sonora o de un tambor, nos borra por ahí un poco el ego que nos quiere hacer sobresalir”. Algo de todo lo importante que dejó este evento. El día terminó con una peña y baile, en el Centro Cultural fue el inicio del encuentro.
Cabe destacar el enorme esfuerzo realizado por los organizadores, tanto Los Duendes, como los Tucumpa, pero más aún el que hicieron los responsables del Centro Cultural que destacaron la importancia de realizar este tipo de eventos con el objetivo de enriquecer la propuesta cultural y musical para el barrio. Pero también con la intención de brindar un espacio acorde en donde puedan llevarse a cabo estas actividades, y albergar a quienes las practican, con la comodidad necesaria. La producción del encuentro tuvo el carácter de autogestión que reafirma la forma organizativa expresada en su mayoría por los participantes. El ejemplar comportamiento de todos, la solidaridad y el empeño en vivir y sentir la cultura popular desde la música, la danza y el candombe, anhelando una sociedad mas justa, libre, y sin jerarquías. ¡Felicitaciones! a los que durante estos tres días brindaron su apoyo incondicional para que esto sucediera.
Es necesario decir también que la música negra ha otorgado en su gran mayoría la base musical de los ritmos que circulan por este continente, incluido el rock, y que en determinados contextos, momentos, y etapas de la historia americana, fueron bastiones de resistencia y cambio revolucionarios para la vida social y cultural de sus pueblos. Que nuestra provincia estaba constituida, según un censo de 1840, entre un 40 y un 60% de afrodescendientes.
Un abrazo interminable para todos los que vinieron a encontrarse con sus raíces acá, y a los que se acercaron al micrófono de este medio con sus testimonios ¡salud y a caminar!

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