miércoles, 15 de julio de 2009

Los nuevo de Estelares: bellas poesías y temática autoreferencial


Disco: Una Temporada

en el Amor

Artista: Estelares

Año:2009
Por Gastón Martínez para
El Mundo Entre Las Manos Virtual.
   
  Un hit tras otro fue Sistema Nervioso Central, un disco sólido, prolijo y bien arreglado, que colocó a los platenses dentro del acerbo cultural de la canción popular. En este marco tuvo que navegar Una Temporada en el Amor: una obra auto referencial, con bellas poesías y un tanto alejado de ese arduo camino de hits que fue su antecesor.

El título alude a una especie de vacaciones en lo que respecta al término etimológico de la palabra, que plantea un juego narcisista entre: el Rimbaud más nihilista y catador de opio, de una temporada en el infierno; con el “palito” Ortega más romántico, dejando en claro de arranque que la mirada está puesta en una palabra muy significativa como lo es el amor, y sus derivados, que aparecen a lo ancho y largo del disco.
El recorrido comienza con “Cristal”, melodía beat muy contagiosa que data los comienzos de la banda a principios de los ’90. La reversión cuenta con un coro a lo johnny Tedesco, y un guiño al sonido de los primeros discos, donde convergen finos arreglos y crudeza estética.
“Melancolía”, es quizás el estereotipo de prosa al que nos tiene acostumbrado Manuel Moretti, fiel observador sensible que dispara: “…guardo fotos en el placard, temporada en el amor, todo lo que pudo ser la verdad es lo que es…”; lecturas poéticas y confesionales, que se funden con el Calamaro más presagioso de “Nadie sala vivo de aquí”.
Un grovee disco anuncia: “Las Trémulas canciones”, que cuenta con la participación de Ariel rot, quien aporta un vuelo “rodriguezco”, donde el narrador deja fluir su estado de ánimo atareado por un bagaje de recuerdos y preguntas; relacionando Mala Sangre de Rimbaud, con las debilidades de Leonardo Fabio.
“Las luces del Sueño”, es una canción fresca, similar a un día de campo, donde la madurez estética se funde en una hermosa melodía pop.
“Autobuses”, cuenta con la participación de Fito Páez que se adueña de una estrofa magistral, y aporta unas teclas que le dan toque épico a la canción, con cierto aroma cabaretero.
Un común denominador aparece a la largo del disco, y es la palabra amor, la que en “Máscaras”, vaticina el fin de los pesares aludiendo a un bello aforismo, que cuenta con la presencia de los Súper Ratones.
“Superacción”, sigue la línea lírica y nostálgica de “Melancolía”, hermosos versos se conjugan entre el puente y estribillo con un mítico silbido a lo “Wind of change” de Scorpions.
“4 chicos”, “Tanta gente” y “Los 90”, le suben los decibeles a un disco que sin tocar un nervio sensitivo, se perfila como un digno sucesor de esa bestia pop que fue Sistema Nervioso, con palabras filosas y justas apreciaciones, que apartan algunas piedras del camino.
“No hay más”, tiene una línea melódica muy sónica, similar a “Escamas” de Babasónicos y súbitamente se lo podría escuchar a Dargelos, transitar los pasajes de esta fina canción.
“Un viaje a Irlanda”, es la impecable balada encargada de bajar un pesado telón, y de alumbrar el presente de una banda afilada y madura en esto de escribir y re-escribir viejas canciones, quien encontró en Juanchi Baleirón, una suerte de George Martin, que aceitando los engranajes de la banda nos entrega una sólida producción.

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