lunes, 6 de julio de 2009

El gran Moro. Lo que el viento nunca se llevó


Oscar Moro fue integrante de bandas fundamentales para la historia del Rock Argentino, y comenzó por el principio. Los Gatos fueron sus inicios profesionalmente hablando; su arribo a Buenos Aires fue junto Litto Nebbia y Ciro Fogliatta para tripular una Balsa que decididamente No naufragó.

Por Guillermo Romani

Cuando corría el año 1967 Oscar Moro, por ese entonces de 17 años - debido a que su nacimiento se produjo el 24 de febrero de 1950 -, laburaba en una florería y vestía un saco marrón, el que lo caracterizaba con una onda particular.
Oscar, “Color Madera”, como lo conocían por su atuendo, era un pibe que no curtía de lleno el terreno musical pero le pegaba bien a la bata; en Rosario había bosquejado la idea de ser roquero y decidió partir hacia Buenos Aires cuando otros dos, que se empezaban a encaprichar con la misma idea, enviaron un telegrama a Rosario (Nebbia y Fogliatta) para formar nuevamente otra banda; ésta vez Los Gatos Salvajes acotaron su nombre para seguir dándole sonido a una corriente de pensamiento que cada vez se hacía más latente.
Luego de sonar en la Cueva y reunirse en la Perla del Once, a tomar café con leche y a pasar toda la noche tocando la viola junto con los demás personajes de la época (Javier Martínez, Tanguito, o Moris) Los Gatos, con Moro en la batería, lograron que el sello RCA les tomara una prueba en los viejos estudios TNT, allí grabaron el primer éxito del rock Argentino “La Balsa”.
Es así como Oscar fue abriéndose camino dentro de los sitios del rock, viajó como felino hacia EE.UU. donde protagonizó sus primeras experimentaciones con la música, donde asistió a históricos conciertos y hasta fumó su primer porro; añadamos a esto que fue el primer baterista del país en usar doble bombo.
Hacia finales de 1969, también con Los Gatos, con Pappo en la guitarra, ya en el final y sin Litto Nebbia viajó a España; hechos que en aquel presente, quizás eran experiencias más realizadoras (seguramente debido a que aún no se habían creado varias de las nuevas necesidades inventadas por el “progreso”).
A la vuelta de Europa, Moro se unió a Color Humano y reemplazó, con su experiencia, a David Lebón quien se había dado el gusto de darle - al menos por un tiempo- a los tachos. Pero un guiño los mantendría para siempre en contacto.
Oscar Moro reunía todas las características que la música de Color Humano poseía: la banda pasaba gran parte del tiempo ensayando y en el estudio de grabación, que le permitió (a Moro) encontrar su toque y sonido tan característico de tones.
Tras la separación y dos discos junto a Color Humano, Moro se afelina nuevamente en 1975, para transformarse en el baterista de la banda de León Gieco, por ese entonces ya se habían conocido con García (Charly), que sería otro guiño que duraría por años.
Un año más tarde Moro tomó contacto con Charly García, para aportar su enérgica rítmica, a La Máquina de Hacer Pájaros, un lugar de libertad imaginaria en esos tiempos tan turbulentos, perpetuados en la historia Latinoamericana.
Oscar ya era un baterista experimentado, con ciertas influencias del candombe y una apertura musical enorme. Antes de llegar a la Máquina, había pasado por bandas como la Nebbia´s band, Huinca y Aquarium, además de las ya nombradas. Participó del cuarteto Bazterrica – Rafanelli – Moro - Lerner, además colaborar en el Disco Billy Bond & The jets, donde se cruzaría por primera vez con un adolescente Pedro Aznar.

Una puerta a un lugar mágico, se comenzaba abrir…

Serú Giran llegó a sus 28 años, banda que lo definió como el gran baterista que fue. Junto a Pedro Aznar, viajó a Buzios ( al norte de Río de Janeiro) para integrarse a Serú Giran, junto a Lebón y García.
La espectacularidad de la banda era (y es) realmente impresionante, a la cuál Oscar Moro le brindó su preciso toque con un pulso cual artefacto de relojería.
Cuatro discos y uno en vivo fue el registro con Serú Giran, que terminaba con la guerra de Malvinas.
En 1983 Junto al bajista Beto Satragni creó el dúo Moro-Satragni y grabó un disco en el que participan grandes músicos de nuestro país; más tarde Oscar se arrimó a la refundación de Riff donde tocó sólo ocho meses, tiempo suficiente para partirles la cabeza con su toque a los prejuiciosos de siempre (Moro venía de Tocar en la banda de Alejandro Lerner).
En el segundo lustro de los 80s se dedicó a seguir demostrando su calidad, cada vez que lo invitaban como músico sesionista.
Al Igual que lo hiciera, Almendra y Manal en 1979, Serú Giran se reunió luego de diez años de separación; corría el año 1992.
Moro volvió a toparse con sus compañeros en una época en que el avance y las experimentaciones con tecnología comenzaban a ser más frecuentes , y las máquinas rítmicas eran casi un furor, pero sólo bastó un disco, una gira nacional, y un par de cosas más para darnos cuenta que las cajas rítmicas, poco tenían que hacer al lado de la capacidad de un contundente retumbador de tones como lo fue Oscar Moro, sí, ese mismo que por ser rockero tuvo que enfrentar momentos difíciles, para cualquier ser que decide protagonizar su destino siguiendo el pulso de su corazón.

Recordando a Oscar Moro a tres años de su muerte, Pedacitos de historia de un hombre que con sus parches ayudó a remendar la historia rockera de nuestro País, que desde Rosario comenzó a batallar cuando los 60 despuntaban un camino que a la fecha sigue siendo el elegido por muchos nuevos artistas. Uno de los Hombres que Fundaron el rock hecho en Argentina, donde aún retumban los tambores de Oscar Moro (1956 – 2006).

Cuanto tiempo más llevará - Serú Giran (1981 - en vivo)
Foto credito

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