Malos entendidos.

Guillermo Romani.

Confusión entre la antinomia culto y popular.
Es necesario tratar de comprender siempre los siguientes conceptos: de culto y popular; para de ésta manera pensar que un resultado artístico podría tener ambas características sin ningún problema; lamentablemente dicho ejercicio no se practica por lo que se entiende una música de culto como no popular.
Lo de culto es según quien observe y que observe, culto quiere decir dotado de cualidades que provienen de la cultura.- educado, instruido. Lo popular tiene que ver más con la repercusión del estado artístico que suele estar ligado al tipo de público masivo o selecto, y es ahí donde depende de quien observe y con que dirección lo haga. Lo popular es producido en masa para la masa.
El resultado artístico es de culto, si el tipo de repercusión resultante para los especialistas en denominaciones, es encontrado sofisticado, dejando por pensar a lo popular como algo inferior cuando no siempre es así, un claro ejemplo es la música del Brasil donde la sostificación proviene de parte de artistas principalmente populares.
La nominación de culto, pareciera sugerir “para unos pocos” por quienes resumen y no informan no enseñan no muestran correctamente lo que desean comunicar.
¿Se puede identificar una obra de culto en un artista que sea realmente popular?
Pues claro, el disco quíntuple de Andrés Calamaro “El Salmón” lo es. Material que en su totalidad no es conocido, y su formato de álbum múltiple, elaborado adrede, pareció darle la espalda a la comercialidad. Tal vez de culto, en este caso, se asemeje a menos vendible, o más al resguardo del comercio (por el tipo de propuesta). Pero no quiere decir inentendible, ni culto de oculto. Está ahí y cualquiera lo podría saborear sonoramente.
Las estrategias de marketing de determinadas compañías, muchas veces se las ingenian para no poner trabas, pero a la vez imponiendo sus condiciones según les convenga. El Salmón no fue la excepción, pues la compañía editó, en nuestro país, un disco resumen que incluye prácticamente las canciones del primer volumen del quíntuple. Se utilizó un filtro para una obra que necesitó contener esa cantidad de canciones, ni más, ni menos. Quizás se pueda leer a esta decisión de la discográfica como un manoseo, o como cualquier otra cosa.
Alguna vez Ciro Pertussi comentó que la discográfica le impuso hasta la lista de temas. Pero hay que aclarar que a pesar del carácter mercantil que consiguió la discográfica (logrando resumir la obra quíntuple en un disco de 27 canciones), Andrés logró imponer su capricho de que editen semejante obra. Sin dudas es un tema para discutir desde y con distintos enfoques; de alguna manera lo que se quiere demostrar es como un artista popular puede aprovechar esa posibilidad sin ser dependiente de las decisiones de los sellos y provocar un concepto artístico de “culto”, o sea dotado de cualidades que provienen de la cultura.