lunes, 22 de diciembre de 2008

20 años de libertad estética

Moura en una danza de efectos narcóticos

Por Santiago Ramos
Fotografía: Andy Cherniavsky publicada en rock.com.ar

Recordando a Luca y Federico


21 de diciembre del 2008: una patota mata a un adolescente por ser parte de una tribu denominada “flogger” en las inmediaciones de Villa Dolores.
En muchísimos pueblos del interior del país adoptar una forma de vida diferente al resto de la sociedad, vestirse de determinada manera, elegir cierto aspecto estético puede ser motivo de agresiones, exclusiones, burlas, etc. Más si se trata de una comuna rural como lo es Sauce Arriba en donde ni siquiera hay Internet (el joven asesinado era un flogger sin computadora, iba al ciber a publicar sus fotos) y el machismo no acepta ningún punto fuera del reglamento del macho.
No pasa lo mismo en las grandes urbes donde la diversidad es mayor y quines integran una tribu pueden conocer a muchísimos pares con la misma “onda”. Incluso pueden hasta considerarse parte del asunto, conocer a gente, tener levante, etc.
La sociedad argentina de los primeros 80’s era más parecida a lo que sucede en la actualidad en los pequeños pueblos: intolerante con lo distinto, represiva y reprimida, conservadora y machista. En ese contexto aparecieron, entre muchos otros, Luca Prodan y Federico Moura; líderes de Sumo y Virus respectivamente, quines se encargaron de burlarse de esa forma pacata de ver al mundo.
Con inteligencia y perspicacia Moura se encargó de hacer bailable, divertido, estético y amanerado al rock de nuestro país, mientras que Prodan se encargó de hacer de la desfachatez y lo políticamente incorrecto una nueva manera de entender a la música.
Uno se preocupaba por las vestimentas y el otro hacía de la despreocupación su estética. Así instalaron en el rock de nuestro país un nuevo lenguaje que trascendía lo musical e instalaba nuevos códigos referidos a la libertad estética.
Ambos sufrieron la incomprensión de la sociedad (recordar los naranjazos que recibió Virus en el festival Prima Rock, o las constantes peleas callejeras de Luca), sin embargo esa intolerancia no logró parar esta nueva forma de entendimiento musical.
Aunque compartían esas propuestas tan libertarias, Federico y Luca jamás llegaron a tener afinidad, paradojas del destino, como lo es que ambos murieran casi en la misma fecha, Federico el 21 de diciembre del 88 y Luca el 22 de diciembre del 87.
Hoy a más de 20 años de ese golpe durísimo que sufrió nuestro rock, cabe más que nunca valorar el culto que plantearon estos artistas a la diversidad, la tolerancia y la creatividad estética, ya que si en muchos puntos de nuestro país existen personas “lookeadas” que pueden vivir comprendidas y aceptadas por la sociedad, en parte se lo deben primero a Tanguito y después, entre otros, a estos dos próceres.

3 comentarios:

Cultura rock dijo...

Excelente manera de hablar de aquella actualidad y de ésta (en el momento exacto), la de la vuelta de nuestras casas.
Luca se ya se dió por muerto,Federico y Miguel ya no están y este pibe de zona serrana tampoco.
Las pandillas fueron mutando hasta considerarseles tribus urbanas.
¿Cuanto falta para que lleguen los monos o terminen de llegar para enseñarnos a vivir?
Guillermo.

Anónimo dijo...

Estaria bueno que tambien nos miremos y sepamos que adentro, quienes fomentan enfrentamientos y tribus dentro de nuestra forma de encarar la vida tienen las mismas actitudes que repudiamos. "Hay que impedir que juegues para el enemigo" - CESAR

EMELMV dijo...

César: la intención de la nota fue recordar a Federico Moura y a Luca en el aniversario de sus muertes, la idea era reconocer que la intolerancia que ellos sufrieron sigue viva. No obstante es saludable mirar adentro del mismo movimiento y saber que siguen inumerables enfrentamientos provocados en su mayoría por tribus y periodistas que alimentan lo intolerante y lo intolerable. Lo de jugar para el enemigo ya lo dijo Spinetta que es muy peligroso, y desde luego que falta autocrítica en el rock, porque solamente se critican y destrozan las obras de algunos artistas, pero nadie dice nada de los que embanderan tribus fragmentarias. Muchas gracias por tu comentario, adelante con esa forma de encarar la vida y el rock.
Santiago.